EUROPA
PRESS
8
septiembre 2022
Por qué nos conviene reducir la ingesta
de azúcares en el día a día
Lo que llamamos azúcar abarca una gran variedad de endulzantes que se pueden dividir en monosacáridos (como la
glucosa, la fructosa y la galactosa) y endulzantes
complejos (como la sucralosa, la lactosa, o la
maltosa, entre otros). El azúcar que solemos usar es la sucralosa
y es un carbohidrato que se encuentra de forma natural en diversas plantas,
principalmente en la caña de azúcar. Está compuesta por dos tipos de endulzantes simples: fructosa y glucosa.
“Nuestro cuerpo necesita para funcionar diversos
macronutrientes (proteínas, grasas, carbohidratos), y micronutrientes
(vitaminas, minerales). Los hidratos de absorción rápida o simples, como el
azúcar, solo aportan energía de utilización rápida”, subraya en una
entrevista con Infosalus la doctora Teresa Lajo Morales, médico especialista en endocrinología y
nutrición, y especialista en salud intestinal y microbiota
de HLA Universitario Moncloa.
Según indica, puede ser necesario en el caso de algunos
pacientes con problemas en la regulación del azúcar en sangre (como diabéticos
en tratamiento con insulina) pero, en la mayoría de las personas sanas, en su
opinión, es beneficioso reducirlo al máximo ya que existen otras fuentes de
carbohidratos (incluso de rápida absorción) que sí aportan beneficios
adicionales, como la fruta o algunos cereales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado a
los adultos con un índice de masa corporal normal reducir el consumo de azúcar
al 5% de la ingesta calórica diaria, lo que equivale a unos 25 gramos al día,
según recuerda.
¿NECESITAMOS REALMENTE AZÚCAR PARA VIVIR?
Lo cierto es que la glucosa es necesaria para todos los
organismos del planeta, con lo cual, si no la ingerimos mediante la
alimentación, nuestro organismo está perfectamente diseñado para producirlo
mediante determinadas reacciones bioquímicas, advierte la especialista de HLA
Universitario La Moncloa.
“Sí necesitamos glucosa para vivir, pero no necesitamos
añadir azúcar a nuestra dieta puesto que podríamos, como he explicado
anteriormente, sintetizarla nosotros a partir de otros nutrientes. Sin embargo,
la fructosa ni es necesaria para vivir, ni podemos sintetizarla. Es más, si la
consumimos en exceso (no incluye la fructosa de la fruta que no tiene una
cantidad excesiva), como por ejemplo algunos alimentos para diabéticos que la
añaden en cantidad, puede ser perjudicial para el hígado y causar la llamada
‘esteatosis o hígado graso’, advierte la
endocrinóloga.
Con ello, recuerda que los españoles abusamos del azúcar en
el día a día cuando, según detalla, existen diferentes estudios que relacionan
el consumo excesivo de azúcar con enfermedades tales como: diabetes, obesidad,
enfermedad coronaria, depresión, problemas intestinales- disbiosis
de tipo fermentativo-, caries dental, déficit de magnesio etc.
“Pero estos son estudios llamados ‘observacionales’ (pueden ser ‘criticados’
por algunos científicos). Lo que resulta más difícil de rebatir es un metaanálisis de ensayos clínicos, donde la causalidad está
clara: más azúcar empeora a corto plazo los indicadores principales de salud
cardiovascular (como triglicéridos y presión arterial)”, mantiene la
doctora Lajo Morales.
El British Medical Journal, según
prosigue, realizó uno de los trabajos más completos sobre la materia, en este metaanálisis de estudios observacionales
y ensayos clínicos (‘Dietary sugars and body weight: systematic review and meta-analyses of randomised
controlled trials and cohort studies’),
publicado en 2013, cuyas conclusiones son claras: “En dietas libres, la
ingesta de azúcar y de bebidas azucaradas es un factor determinante en el peso
corporal”.
ALIMENTOS QUE CONTIENEN AZÚCARES Y NO LO SABEMOS
En este contexto, la médico especialista
en endocrinología y nutrición avisa de que hay alimentos que contienen azúcares
y no lo sabemos, siendo los más habituales: alcohol, aperitivos, harinas
refinadas y bollería industrial, comidas enlatadas, frutas desecadas, cereales
de desayuno, y fundamentalmente refrescos.
A juicio de esta experta, es importante la relación del
consumo de azúcar y el cáncer: si bien el consumo de azúcar no determina la
aparición de cáncer ni muchísimo menos, sí que es cierto que en estos pacientes
que quieran llevar una alimentación que ayude a superar su proceso, hay
suficiente evidencia de que, no solo las células neoplásicas parecen tener una
exagerada avidez por la glucosa (como se demuestra en las pruebas de imagen
como el PET), sino que la elevación de la insulina, hormona necesaria para
metabolizar la glucosa, es perjudicial para el desarrollo de esta enfermedad
puesto que aumenta la inflamación de bajo grado.
“Además, el azúcar puede resultar adictivo por su
capacidad para estimular la dopamina, que es la hormona de la felicidad y de la
motivación, aunque aparentemente la adicción al azúcar pueda no resultarnos tan
peligrosa como otras, a largo plazo precisan ayuda profesional para modificar
sus hábitos nutricionales”, concluye la doctora Teresa Lajo Morales, médico especialista en endocrinología y
nutrición, y especialista en salud intestinal y microbiota
de HLA Universitario Moncloa.